martes, 19 de agosto de 2008

Alabados sean los dioses

Hoy he vuelto a nacer. A-6, salida de Villalba, 100 km/h. Justo en el desvío de la autovía, me encuentro, así, tal como se lee, un bloque de madera del tamaño aproximado de un melón, en mitad de la carretera. Una especie de prisma, un leño enorme.

En el momento en que lo he visto, ya sin tiempo para reaccionar, sólo he podido pensar, para mí mismo, un parsimonioso "oh, Dios". La moto se ha tambaleado, me ha sacudido, ha bailado una danza estremecedora... el escalofrío que me ha recorrido ha sido francamente desagradable.

Cómo he mantenido el equilibrio, es un misterio. Como también lo es cómo coño ha surgido eso de la nada. Y por qué no lo he avistado antes, por qué me lo he tragado.

Es lo más parecido a un milagro que me ha ocurrido jamás. Si llego a caerme... Parece que hay alguien ahí arriba que todavía no tiene a bien disfrutar de mi compañía.

Sólo quería dejarlo por escrito...

PD: A la moto no le ha pasado nada XD